Salmo 20 Completo y Con Explicación

Introducción al Salmo 20

El Salmo 20 es una profunda oración de intercesión y confianza, atribuida al Rey David. Se clasifica como una súplica comunal a favor del "Ungido" (el rey) antes de que este marche a la batalla o enfrente una gran empresa. El pueblo de Dios eleva su voz para pedir protección, victoria y la realización de los planes divinos sobre su líder. El tema central es un recordatorio teológico esencial: la victoria y el auxilio no provienen de la fuerza militar humana (carros o caballos), sino exclusivamente del poder y del "nombre de Jehová".

Salmo 20 Completo

1.Al músico principal.

2.Salmo de David.

3.Jehová te oiga en el día de la angustia;

4.El nombre del Dios de Jacob te defienda.

5.Te envíe ayuda desde el santuario,

6.Y desde Sion te sustente.

7.Tenga memoria de todas tus ofrendas,

8.Y acepte tu holocausto.

9.Selah

10.Te dé conforme al deseo de tu corazón,

11.Y cumpla todo tu consejo.

12.Nosotros nos alegraremos en tu salvación,

13.Y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios;

14.Conceda Jehová todas tus peticiones.

15.Ahora conozco que Jehová salva a su ungido;

16.Lo oirá desde los cielos de su santuario,

17.Con la potencia salvadora de su diestra.

18.Estos confían en carros, y aquellos en caballos;

19.Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.

20.Ellos flaquean y caen,

21.Mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie.

22.Salva, Jehová;

23.Que el Rey nos oiga en el día que lo invocaremos.

Explicación del Salmo 20

El Salmo 20 se divide en tres secciones claras. Los primeros cinco versículos son la intercesión del pueblo por el rey. Se pide que Dios responda en el 'día de la angustia' y que el 'nombre del Dios de Jacob' (una referencia al Dios fiel del pacto que lucha por Su pueblo) sirva de defensa. Los versículos 3 y 4 piden que Dios recuerde las ofrendas y el servicio del rey, implicando que el gobernante ha sido diligente en su deber religioso, justificando así la petición de ayuda. La meta de la oración se expresa en el versículo 4: que Dios cumpla el 'consejo' (los planes estratégicos y piadosos) del rey. El versículo 5 es una declaración de fe anticipada, donde el pueblo afirma que su gozo ya está puesto en la salvación que Dios proveerá ('Nosotros nos alegraremos en tu salvación'). El versículo 6 marca un cambio de voz, posiblemente la del sacerdote o del mismo rey, quien declara una certeza profética: Dios, desde Su santuario celestial, ya ha oído la oración y salvará a Su ungido mediante Su 'diestra salvadora' (Su poder activo). Los versículos 7 y 8 contienen el clímax teológico. Se establece un contraste crucial: mientras que las naciones paganas confían en el poderío militar visible ('carros y caballos'), Israel se distingue al confiar exclusivamente en el 'nombre de Jehová nuestro Dios'. Esta fe trae un resultado inequívoco: los que confían en lo terrenal caen, pero los que confían en Dios se levantan. El salmo concluye (v. 9) con una súplica final a Dios (el Rey supremo) para que escuche y salve.

Reflexión del Salmo 20

La aplicación de este salmo a la vida contemporánea es poderosa. A diario enfrentamos nuestras propias 'batallas': desafíos laborales, crisis de salud, luchas espirituales y presiones financieras. El mundo nos enseña a depositar nuestra fe en la autosuficiencia humana. Nuestros 'carros y caballos' modernos son el saldo bancario, los títulos académicos, la red de contactos o nuestra propia astucia. Este salmo nos invita a examinar dónde radica nuestra confianza verdadera. Cuando el día de la angustia llega, ¿es a nuestra propia fuerza o al nombre de Jehová a donde acudimos? Recordar el 'nombre de Jehová' es recordar Su carácter inmutable: Su fidelidad, Su soberanía y Su poder salvador. La reflexión nos lleva a desplazar nuestra dependencia de lo visible y transitorio hacia lo invisible y eterno. La promesa no es la ausencia de conflicto, sino la certeza de que nos levantaremos y estaremos en pie cuando aquellos que confían en la carne flaqueen y caigan.

Oración Basada en el Salmo 20

Dios Todopoderoso, en este día de nuestra angustia y nuestros desafíos, acudimos a Ti. Que el Nombre del Dios de Jacob nos defienda y que Tu ayuda nos sea enviada desde Tu santuario. Concede, oh Señor, la fortaleza para cumplir el consejo que Tú has puesto en nuestros corazones. No permitas que nuestra fe descanse en nuestros propios ‘carros’ de ambición o en nuestros ‘caballos’ de autosuficiencia, sino que recordemos siempre que solo en Tu Nombre está la potencia salvadora. Te rogamos que nos escuches y nos levantes, para que nuestro gozo y nuestro pendón sean alzados únicamente en Tu salvación. Amén.